Lee el cuento y contesta a los ejercicios 1 al 6 de la página 10 (están abajo en esta publicación). CUANDO LAS SARDINAS PIDIERON VACACIONES Hace muchos años, se armó un lío bárbaro en el fondo del mar. Todo comenzó cuando las sardinas, de puro aburridas que estaban, bostezaron tres veces y dijeron que querían vacaciones. Muchos otros animales pusieron el grito en el cielo (o, mejor dicho, en el agua). –DE NINGUNA MANERA –protestó el odioso tiburón, que siempre está de mal humor–. ¡Qué vacaciones ni ocho cuartos! Y ahí empezaron los problemas. Porque las sardinas eran muchas (casi dos millones seiscientas cuarenta y dos mil setecientas catorce). Y estaban hartas del tiburón, que mandaba a todo el mundo. Por eso le contestaron con su voz chiquita y mojada: –No pedimos vacaciones solo para nosotras, sino para todos. Y claro, muchos apoyaron a las sardinas, porque quien más quien menos quería descansar un poquito de su trabajo acuático. A las ballenas, por ejemplo